martes, 19 de noviembre de 2013

La selva es una farmacia viva

En Puyo emprendí una nueva aventura: la venta de torta en la calle. Más allá de que esta actividad me permitió sustentar mi estadía, también me brindó la posibilidad de conocer más la realidad de esta pequeña ciudad. Los ecuatorianos son muy curiosos y les gusta probar cosas nuevas. Algunos compraban solo por curiosidad. Otros por la conciencia de colaborar. 
Vi mucha pobreza. Sin embargo, es una pobreza diferente a la de Buenos Aires. No había mendigos. Las personas tienen su casa y donde cultivar. 
Me admira ver como hay gente que con los conocimientos ancestrales de las comunidades aborígenes, casi no se precisa de dinero para lo cotidiano. Pero como no están aislados y sus hijos asisten a la escuela, con algo de dinero tienen que contar. Aquí es donde comienza a producirse parte del problema social. Los empleos están muy mal pagos. A veces trabajan por menos de dos dólares la hora y no les alcanza para los gastos mínimos. Hay una delgada línea en la que el vivir por fuera del sistema se transforma en exclusión social. Esa frontera la vi cruzarse todo el tiempo.
También vi mujeres con capas gruesas de maquillaje que no llegaban a disimular los moretones de la violencia doméstica. Lamentablemente es una sociedad muy machista y se consume gran cantidad de alcohol. En otras ciudades de Ecuador vi campañas para que los hombres traten bien a las mujeres. Pero en Puyo no vi ninguna.
La actividad comercial es la más presente. Los fines de semana el mercado se llena y durante la semana se ven gran cantidad de vendedores en las calles. La gente lleva lo que cultiva o produce y lo ofrece.

El mercado

Al conversar con los puyences siempre me hacían las mismas preguntas: 
  • De donde eres?
  • Cuantos años tienes?
  • Tienes hijos?
  • Eres casada?
  • Vas a comprar una finca acá? Me veían vendiendo en la calle y aún así pensaban que, por ser blanca y extranjera tenía mucho dinero. 
  • Por qué viniste a Ecuador? (con un tono de mucha extrañeza) y a veces la pregunta continuaba con: no hay en Argentina lugares lindos para visitar?
Al principio respondía la verdad. Pero se asombraban tanto al oír mi edad y que no estuviera casada y con hijos que, para entrar dentro de su paradigma cristiano, a veces les respondía lo que ellos querían escuchar. Eso los dejaba tranquilos y a mi me evitaba tener que explicar demasiado. Por momentos me sentía extraterrestre y eso me divertía. También me causaba gracia que, por verme "gringa", creyeran que tengo mucho dinero.
Me gustó mucho la gente de Puyo: amable, conversadora, cercana.
Mientras tanto, la amistad con Marco fue creciendo. Creo que mi espíritu emprendedor lo contagió y comenzamos a hablar de la finca y de los proyectos que podría poner en marcha, aprovechando sus conocimientos y el espacio que tiene. Así surgió Portal a la selva. Armamos el blog http://www.portalalaselva.blogspot.com con los programas que ofrece y su página de facebook https://www.facebook.com/portalalaselva?fref=ts.  Fue muy motivador para mí trabajar esa semana en el proyecto de Marco. Sentí que solo precisaba de un interlocutor para empezar a plasmar en la realidad todo lo que ya tenía en mente y ocupé ese rol.
A medida que Portal a la selva iba tomando más forma, sentía más satisfacción y alegría. La alegría de ver a una persona trabajado para tener espacio para crecer y darle una vida mejor a su familia. Esa alegría se transformó en felicidad cuando, un mes después, conocí a dos jóvenes de USA que quisieron hacer el programa de Medicina de la Selva y tuve el orgullo de poder verlo en vivo y en directo.

Recolectando plantas

Marco enseñándonos las propiedades de esa hierba

A veces hay que subir alto para encontrar
 

Lavando las hojas
Elaborando las medicinas
Jill y Cody son dos jóvenes que están viajando por Suramérica con mucha sensibilidad y apertura. Nos conocimos en Baños de agua Santa y compartimos charlas super interesantes. Ir con ellos a lo de Marco fue un placer y fueron tres días de aprender mucho. Recorrer la selva e ir tomando de ella las plantas que tienen propiedades curativas nos mostró que la naturaleza nos provee todo lo que precisamos. Aprendimos que hay plantas para curar la diabetes, el cancer, para cicatrizar heridas con rapidez, para brinda más vigor al organismo... en las palabras de Marco: "la selva es una farmacia viva".










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